Escrito esta el destino en el reflejo del espejo al que acudimos raudo y sumiso, para restaurar los eslabones perdidos en la batalla del arrebató, esa altivez postrera que te oprime y condena. El destino dispone y tú te entregas como un ciclo de viento fresco al capricho de su ley sacando de ti ese ego que no engaña que muestra...