El tiempo nos barre, nos empuja, nos amenaza, siendo la cadena plateada de su reloj de bolsillo, ese que marca los segundos de nuestra vida desde el primer llanto. Nos quemamos, hasta convertirnos en tizones, en la llama del sentir reduciendo a cenizas las sombras de los sentimientos de lo que hacemos y somos alimentando las heridas de nuestros...