Hubo un día que cansado de compartir las absurdas horas de una vida impregnada de misoginia decidí dejar a esa parte de uno que son dos en el bosque de la vacilación a ella… esa misteriosa opacidad con la que había compartido alegría, penas y locuras que siempre me acompañaba allá donde iba caminando un paso tras el mio; ella que conmigo corría, que conmigo...