Cuanta nostalgia encierran los recuerdos de ese viejo que contempla ensimismado el rompeolas de las horas en el espigón del tiempo, de aquel niño de cándida mirada que desde la cima de la colina contemplaba el mundo tatuando sus sueños en el viento.   De aquel cándido niño que se hizo viejo caminando por los pedregosos caminos de un mundo...