En el amanecer solitario de la muerte, te sientas en la arena del tiempo de ese océano sin agua y escuchas, en el sosiego, como el mar se enfurece abriéndose la boca de sus olas, mostrándote el crudo abismo donde tu sombra se adentra, sorprendiéndose de la cobardía de las incautas criaturas que te susurran tu...