Somos esa roca moldeada por el eterno tiempo que en sus estaciones el señor del movimiento; vendaval, tifón, zarzagán, torbellino, acaricia con su quebranto convirtiéndola en arena para que en la suavidad de esa brisa que viene en el silencio nos lleve en sus ondas a ese horizonte que besa la soledad, lejos, donde la olas del mar laven nuestras...