En la ciudadela del alma tengo encerrado el dolor de los días de mi sino, los suspiros son gritos de revancha, mas el desafió es odio quemado cuyas brasas carbonizan las entrañas ahogando toda esperanza de un nuevo latido.   Soy el carcelero de un dolor que cada calendario avasalla el pensamiento reclamando desquite, haciendo que note en mi carne doliente los latigazos de...