LAS PALABRAS SE DESLIZAN EN EL VIENTO

Esas sensaciones que desbordan

cantos y anhelos,

que subyugan almas inquietas,

corazones que aman,

escuchando el silbido

de las palabras que se deslizan en el viento

dejándonos sentimientos.

¡Sí, las palabras!

pues ellas entienden de libertad

porque son libres

atadas no están,

cantan y cuentan

secretos sin anunciar,

y a veces mudas permanecen.

Las palabras suben y bajan,

ensucian y lavan,

inventan y mienten verdad,

y ante ellas el escritor, el poeta

se sienta en el silencio a atraparlas

convirtiéndolas en lazarillos

de sus historias de sus versos.

Las palabras se aman,

se odian, se persiguen,

se muerden, se utilizan,

se tiran al vacío y se derriban

cuando producen dolor

y con ellas se baila

cuando alegran el corazón.

Son el estilete de la estupidez

el florín de la elegancia

la daga que hiere

la cimitarra que rasga

la catana que corta

la espada de la razón

la flecha del amor

el escudo de la ignorancia

la lanza de la verdad

el dardo de la mentira

el puñal que mata

y la “misericordia” remata.

Las palabras inesperadas

son las más celebradas

porque ellas saben esperar

acechando el momento oportuno

para dejarse ver,

pues ellas te abren el portón

de una nueva dimensión.

El escritor las palabras escucha

para componer la prosa

de la historia de su imaginación

creando la oración

de unas vidas de ficción

con ese poder que no es poder

que le dan al escribir.

El poeta al vuelo las atrapa

acariciándola dulcemente,

como si de un bebe se tratase,

las mima, la engalana

con su pie, su estrofa y su rima

creando versos de la nada

para sentarlos a la mesa del poema.

Un mundo es el de las palabras

pues vibran, ronronean, corren y te atrapan

ya que todo está en la palabra,

se disfrazan, se esconden la mascara

de la verdad, o de la mentira,

de la realidad, o de la irrealidad

siempre dicen lo que piensan, lo que sueñan.

En el vació de la nada

nace una idea llena de palabras

y una solo todo lo puede cambiar

todo depende donde la sitúes

arriba, abajo, delante o detrás,

teniendo a los signos

como remanso de descanso,

depende de la preposición del adjetivo, del adverbio,

que palabras son,

y por supuesto del verbo

que es el rey o la reina de la oración

dependiendo si es masculino o femenino

que lo define el maestro de ceremonias

que el articulo es el señor.

Las palabras bocetan, dibujan

las sombras del sentir

que puede ser transparente u opaco

le dan forma y cuerpo,

sonido y color,

dependiendo de la representación,

golpeando el corazón.

El sentir vive encerrado

en el monasterio de la mente

componiendo la partitura de su sinfonía

y cuando esta sale, el poeta

abre la puerta de su celda

saliendo las palabras

para vestir el sentimiento.

Las palabras se deslizan en el viento,

son esa lluvia que no moja pero se siente,

te empapa, te seca y te arropa

las odias o las amas

las quieres y las maltratas

son la diferencia

entre existir y la nada.

Ellas abrazan, besan y muerden,

aunque el abrazo ahogue el pasado,

el beso muerda el presente,

ellas solo miran el futuro.

https://youtu.be/y8YBHShwpmw

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2 Comments
  • losrelatosdemoises
    Posted at 11:00h, 25 mayo

    La palabra, que magnífico conjunto de letras y que tratamiento tan magistral haces de ella.