MI MELANCOLÍA

Amada mía, mujer de mis versos

tú que con tu luz iluminas tu camino,

dame la mía

pues soy como un ciego

que a tientas peregrina por la vida

sin paraguas bajo la lluvia

 de la duda,

y las tormentas y tempestades

de la indecisión,

ciego de fantasías

y loco de consonancia.

Ese es mi mal,

fantasía y consonancia,

pues la poesía, esa que escribo

en las noches de insomnio,

es mi férrea cárcel

de barrotes de acero,

de puertas que se cierran

y no se abren,

donde mi condena peno,

que mi alma porta en su lobreguez,

y en las estrofas de mis versos

constancia de su historia dejan

caer las gotas de mi melancolía.

Ciego y loco voy por este mundo de amargura,

a veces creo que el camino de mi poesía no tiene fin

otras, en cambio, que no hay camino ni senda para ella.

En esta confusión de decisión,

donde el aliento es amargura

y la duda agonía,

colmo más penas,

más severidad,

de las que puedo soportar.

Dame mi luz, amada mía,

a este ciego y loco

soñador de fantasías

que sus gotas de melancolía

deja caer en su poesía.

 

Pippo Bunorrotri.

 

 

 

 

 

 

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