¡OH SOLEDAD!

¡Oh! Soledad,
mi soledad.
Ese desierto
de arena fina
y tostada,
de diminutos cantos
blancos y brillantes,
que en los amaneceres
forman dunas onduladas,
y en los atardeceres
planicies de líneas simétricas
en constante movimiento.
 
¡Oh! Soledad
mi soledad,
tu soledad,
que como las olas
de la mar
van y vienen
dejando la espuma
blanca de sus olas
a tus pies descalzos.
 
¡Oh! Soledad
mi soledad,
qué tristeza,
qué alegría,
que amargura,
traes en tu cresta
a mi vida,
dejando en ella
suaves vientos
de melancolía.
 
 

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