SINFONÍA DE UNA VIDA

Cinco líneas, cuatro espacios,
que se enumeran de abajo hacia arriba,
tiene el pentagrama de una partitura
donde se escriben la notas musicales,
las puntillas, que silencios son,
las claves, que asocian notas,
el compás, que las agrupa
el tempo y el carácter,
maestoso, agitado,
afectuoso y marcial,
de una sinfonía musical.
 
La vida es música celestial
y ella en un pentagrama se escribe,
aunque en este pentagrama
indefinidos son sus líneas, sus espacios
con un principio alocado
y un final indeterminado,
donde los momentos son las notas musicales
y el instante es el signo de duración que lo representa.
 
En la música, la figura musical
es el signo que representa la duración,
del adagio,
de la sonata,
de la sinfonía,
de la opera,
de las bandas sonoras,
de la pieza musical.
 
En la vida hay momentos
simples, compuestos y absolutos,
que en el pentagrama de la vida
los instantes determina
la duración del sentimiento
con alegría, con miedo, con pasión
con verdad o mentira,
que en los recuerdos perdura.
 
En la música figuras hay
simple, compuestas y obsoletas,
que en el pentagrama
la clave determina la altura del sonido
con siete elementos gráficos;
la redonda, la blanca, la negra,
la corchea, la semicorchea,
la fusa y la semifusa.
 
En el pentagrama de la vida
también siete elementos lo determinan;
la lujuria, la pereza,
la gula, la ira,
la envidia, la avaricia,
y la soberbia;
que entre sí,
como en la música, combinan.
 
En la música tres son las claves,
que asocian notas con espacios;
la clave de Sol;
que en la segunda línea se ubica,
la clave de Fa;
que en la cuarta línea su sitio esta
la clave de Do;
que en la tercena línea se coloca.
 
En clave de Sol
la sinfonía de la vida
comienza su sinfonía
con miedo e ilusión
pues el destino de esa sinfonía
escrito esta en el viento
en el mar, en la tierra
en la luna y en el sol.
 
En clave de Sol principia
donde Do
en la línea adicional se ubica,
esa línea
donde la mirada es esquiva,
la sonrisa es interior,
las palabras mudas,
y rojo es el color.
Después viene el Re
donde la mirada es de soslayo
la sonrisa se perfila,
palabras tartamudas,
sonrojó en el rostro,
temblor en las piernas,
manos sudorosas,
agitado el corazón.
 
Tras el Re
viene el Mi y el Fa
donde las miradas son sinceras
donde las sonrisas son abiertas
las palabras mariposas
que acarician la brisa en el rostro
donde las dudas son inciertas
que te carcomen por dentro.
 
Pasado ese interminable instante
en el que el deseo
deja de ser pregunta,
que en el recuerda queda,
llegamos a Sol, La, Si
donde la mirada el miedo a perdido
donde la sonrisa carcajada
y las palabras promesas.
 
La clave de Sol
fusas de silencio
dejan en el corazón
que puntillos
blancos, negros, redondos, son
en las corcheas
y semicorcheas
del destino de una vida.
 
En clave de Fa nos adentramos
desnudos, sin preguntas ni aflicción
pues llega el momento, el instante
en que las pasiones se desatan,
el tiempo se detiene, el deseo es realidad
que cuando se calma, te asusta
pero te hace ver la verdad,
aunque no sabes cuánto durara.
En clave de Do,
que Do, en tercera fila se ubica,
la sinfonía sube y baja
como en un tobogán,
pues la verdad te amilana
la realidad te atosiga,
donde la noche y el día
se confunde con los sueños del que será.
 
Esta es la partitura
que en el pentagrama
del destino escrita esta
de la primera parte
de la sinfonía de una vida,
pues la segunda
escribir tendrás,
pues la mía, incompleta esta.

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