Si escribo,
es porque lo necesito.
Para hablar de lo que me callo,
hablar conmigo mismo
de lo que siento.
Porque no soy sabio, y
la poca sapiencia que tengo
los golpes de la vida
me la ha dado.
Si escribo,
es porque lo necesito.
Para henchir de aire nuevo
mis pulmones,
desamarrar la faringe y
dejar de estrujar el corazón.
Porque hace tiempo
un muerto en vida soy, aunque
la muerte jamás me la crucé.
Si escribo,
es porque lo necesito.
Para empuñar la pluma
como daga traicionera que es,
capaz de ensalzar o humillar
al más valiente y al más cobarde.
Porque tiempo ha
que con ella me defiendo
y en la miseria me revuelco.
Si escribo,
es porque lo necesito.
Para llorar sin lágrimas,
sangrar sin sangre, y
sufrir sin dolor.
Respirar sin aire,
bailar sin música,
reír sin reírme, y
sentirme mejor.
Si escribo,
es porque lo necesito.
Para poder crear,
el fuego y la mar,
el día y la noche, el Ying y el Yang.
Escribiendo puedo ser un dios pagano
inmortal, decidir vida y muerte puedo así
de un rey, de un sabio, de un cardenal
y hasta la de un don nadie.
Si escribo,
es porque lo necesito.
Para poder crear,
un mundo donde las lagrimas
no son más que los pesares
de una vida que hablar no puedo,
no porque no quiera, sino
porque la garganta muda se vuelve
y la mano se ofrece.
Si escribo,
es porque lo necesito.
Para contar al mundo
lo que siento,
lo que llevo dentro,
que ni soñar me deja…