25 Ene LOS SUSURRO DE LOS POETAS MUERTOS (Julia Carolina Dorr)(RIPLEY) II

NOCTURNO
Pájaro bajo el cielo de medianoche
Como en mi solitario sofá miente,
te escucho cantar en la oscuridad,
¿Por qué no yo?
Ningún destello de estrellas se encuentra con tu ojo desvelado;
Ningún compañero de encargos responde a tu llanto;
Ninguna otra voz, a través de toda la oscuridad,
hace una dulce respuesta.
Sin embargo, nunca se alza alto al cielo
donde se encuentran las nubes iluminadas por el sol que regocijan,
ríe como tú sientes en la oscuridad, ¡
no mudo como yo!
O solitario, dulce espíritu! dime por qué
hasta ahora vuelan tus notas de amor resonantes,
mientras que otras aves, silenciadas por la oscuridad,
¿están mudas como yo?
Ninguna profecía de la mañana está cerca;
Sin embargo, a medida
que pasan las horas sombrías, Bravely te sientes en la oscuridad
¿Por qué no cantar yo?
 
SUPERADO
No, te equivocaste, mi amiga, ella no es voluble; su amor simplemente lo ha superado:
uno puede leer todo el asunto, traduciendo su corazón a la luz de uno mismo.
¿Puedes soportar que hable contigo con franqueza? Hay mucho que mi corazón diría;
Y sabes que fuimos niños juntos, nos hemos peleado y ‘inventado’ en el juego.
Y así, por el bien de la vieja amistad, me atrevo a decirle la verdad,
tan claramente, tal vez, y sin rodeos, como podría hacerlo en nuestra juventud anterior.
Cinco veranos atrás, cuando la cortejaste, te paraste en el mismo plano,
Cara a cara, de corazón a corazón, sin soñar nunca que tus almas podrían separarse nuevamente.
Ella te amaba en ese momento por completo, en la flor de su vida a principios de mayo;
Y no es su culpa, lo repito, que no te ama hoy.
La naturaleza nunca se detiene, ni tampoco las almas; alguna vez suben o bajan;
Y el de ella se ha disparado constantemente, pero ¿cómo ha sido con el tuyo?
Ella ha luchado, anhelado y aspirado, cada vez más pura y sabia: ¡las
estrellas no están más allá de ti en esa atmósfera luminosa!
Para ella a quien coronaste con rosas frescas, allá abajo, hace cinco veranos,
has aprendido que el primero de nuestros deberes hacia Dios y hacia nosotros mismos es crecer.
Sus ojos son más dulces y más calmados; pero su visión es más clara también:
su voz tiene una cadencia más tierna, pero es pura como una campana de plata.
Su rostro tiene la apariencia que usan aquellos que con Dios y sus ángeles han hablado:
las túnicas blancas que ella usa son menos blancas que los espíritus con los que ella ha caminado.
¿Y usted? ¿Has apuntado a lo más alto? ¿Tú también has aspirado y rezado?
¿Has mirado al mal inmaculado? ¿Lo has conquistado sin problemas?
¿Te has vuelto más puro y sabio a medida que transcurrieron los meses y los años?
¿La conociste esta mañana regocijándote en el triunfo de la victoria ganada?
No, escúchame! La verdad no puede hacerte daño. Cuando hoy en tu presencia te paraste,
¿era la mano que le diste tan blanca y limpia como la de su feminidad?
Ve y mídete por su estándar; mira hacia atrás en los años que han huido:
luego pregunta, si es necesario, por qué te dice que el amor de su niñez está muerto.
Ella no puede mirar hacia abajo a su amante; su amor como su alma, aspira;
Él debe permanecer a su lado, o encima de ella, quien encendería sus fuegos sagrados.
¡Ahora adiós! Por el bien de la vieja amistad, me he atrevido a decirle la verdad,
tan claramente, tal vez, y sin rodeos, como podría hacerlo en nuestra juventud anterior.