06 Feb EL DÍA DEL OLVIDO

En el amanecer del día del olvido

empiezas a vislumbrar

que no sabes a donde vas

ni de donde vienes,

aunque sabes que estas ahí.

Ese día en que l os sueños

que acunan las noches

se van con el alba, que los recuerdos

que amamantan tus días y tu sentir

se quedan en la oscura noche.

Ese día en que la memoria,

reloj del tiempo,

medidora del espacio,

se pierde en el túnel de la desdicha,

de la ignorancia, de la torpeza.

Ese día en que los sentimientos

se extravían en el vuelo del infinito

y no regresan al nido que los cobija,

la alegría se va extinguiendo

como las brasas de la chimenea.

Ese día en que los sueños

y los recuerdos, que navegan

en el océano del destino,

escuchan los cánticos de sirena

de su oscuro abismo.

Ese día en que la memoria,

y los sentimientos, se adentran

en la oscuridad de las sombras,

donde no existe el ayer, el hoy,

y el mañana, solo la nada.

Ese día en que el cero

es la ausencia, la nada,

y cuando esa nada

se apodera del destino,

solo queda el frío vacío.

Ese día en que sabes

que no vas a dar nada,

que no vas a comprender nada,

que no vas a sentir nada,

que todo lo olvidas.

Ese día que sabes

que vas a vivir en el olvido

donde no habrá,

ni noche, ni día,

ni sueños, ni recuerdos

ni sentimientos que sentir,

renegando el ayer, mudándose

en memoria del olvido.