Tú! dolor, que me acompañas en los desvelos de la noche, en el caos de las mañanas y en la pesadez de las tardes, no me des sosiego, olvida el perdón del arrepentimiento sigue azotando este cuerpo afligido por el tiempo.   No me des descanso. No me des paz para poder ganar ese reino ilusorio que nace lentamente en...