RECUERDOS DE UN AMOR IMPOSIBLE

Al despertar solo tenía en mente una cosa… encontrarme contigo… sin importar que sucediera yo quería verte. Y tomé una decisión de la cual no me arrepiento pues no importaba lo que ocurriera yo necesitaba verte.
Al dar vuelta en la esquina de la iglesia, reaccioné ¿Qué hago aquí?… Pero estaba tan cerca que no pude dar la vuelta y regresar… A pesar de que no estabas, algo me detenía a esperarte… si fuera necesario toda una vida.
De pronto apareciste… mi corazón palpitó como nunca, al llegar contigo y estrechar tu mano yo temblaba y no sabía que decir y solo me dediqué a observarte y sonreír…
En ese instante nos dijimos tantas cosas sin pronunciar palabra, solo bastó una mirada, una simple y sencilla mirada… Mientras continuabas con tu clase yo te observaba… y aún en silencio me seguía preguntando ¿Qué hago aquí?… porque era tan estúpido al estar otra vez aquí… ¿Qué buscaba?… y no tardé mucho para darme cuenta una vez más que ella no era para mí…
Todo comenzó así… Con el pretexto de prestarme un libro.
Un escritorio, un librero, un refrigerador y un montón de trofeos sucios y viejos contenían aquella pequeña habitación… Por su aspecto parecía como si nadie en mucho tiempo visitaba aquel lugar. Ella tomó dos pequeños libros ya viejos color azul y se ofreció a prestarme el que yo eligiera.
No sé si fue la ocasión o el momento el que me llevó a escoger el que estaba titulado “Que no caigan las tinieblas”…
Ella por su parte tomó el otro y comenzó a leer la introducción… no sé si fue un pretexto para entablar una conversación o buscaba un fin al explicarme aquel texto, lo importante fue que rompió con aquel incomodo silencio…
Aquel era un texto que hablaba de la identidad y la realidad. Me explicó como las personas siempre pretenden ser otras para poder sobrevivir y las cuales no revelan sus verdaderos sentimientos por temor a ser lastimados, que todos llevamos puestos una armadura de acero…y tenía razón…
En todo momento yo solo me dediqué a escucharla y a asentir con la cabeza lo que me decía… Lo cierto era que de tantos libros maltratados y deshechos por el polvo de esa habitación, la casualidad hizo que ella tomara el más apropiado para el momento…
Nos quedamos callados un instante… lado a lado… Mi corazón palpitaba tan fuerte que tenía miedo que lo escuchara…
Pero el silencio se esfumó cuando dijo algo que desde que entré en aquella habitación yo también deseaba….
“Tengo ganas de abrazarte”.
En otro momento me hubiese quedado callado y no hubiera ocurrido nada… pero algo dentro de mi me decía que ya no debería de ser tan callado y temeroso… tomé valor y le pregunté que porque quería hacerlo, solo respondió que era algo que necesitaba…
Al decirme eso era obvio que me estaba pidiendo permiso para hacerlo. Yo tenía que decidir si aguantarme para no hacerme daño y decir que no o decir que si y terminar de destrozar mi corazón…y tenía que tomar una decisión rápido…
Así que me acerqué a ella, la miré, abrí mis brazos y la abracé… nuestro encuentro fue tan emotivo que aún siento su respiración y su corazón junto al mío…
Creo que en ese momento suspiré porque se alejo de mí, me miró y me pidió que no llorara… “esta vez no”
Le dije…. y le hice saber que ahora estaba consciente de las cosas y que me había dado cuenta que no valía la pena llorar por algo perdido e imposible, que en mi cabeza las cosas estaban ya claras, que yo sabía perfectamente que lo nuestro nunca podría ser… y cuando menos lo pensé ella tenía sus manos entre las mías y mi frente unida a la suya…
Un montón de sentimientos pasaron en ese instante… amor, alegría, tristeza, rabia, dolor, rencor… me dijo que iba a continuar y me preguntó que si yo quería seguir… lo único que pude decirle fue que mi cabeza me decía una cosa y mi corazón sentía otra y que si continuaba yo tampoco me detendría… pasaron solo unos segundos antes de que sus manos acariciaran mi rostro y lo tomaran para poner sus labios con los míos…
Fue algo maravilloso… aún siento ese beso…un beso que soñé y anhelé tantas veces… Ese era nuestro momento, un momento que quedaría guardado en mi corazón y en mi memoria para siempre…
Nos alejamos y nos miramos… su rostro denotaba tristeza y sus ojos reflejaban cariño y mucho dolor. Y mientras mis manos seguían unidas a las de ella, me hizo prometerle que guardaría ese momento para siempre, ya que nuestra historia estaba escrita y por desgracia tenía ya un final…
Los dos sabíamos perfectamente como acabaría esa historia y era triste… pues era cierto nuestro amor se estaba escribiendo pero ya tenía un final y no precisamente el más hermoso y bello… sino uno trágico y lleno de dolor… era preciso disfrutar aquel instante como si fuera el último de nuestras vidas y volvió a abrazarme con muchas fuerzas como si quisiese morirse conmigo…
Aun no se cuanto duramos así, pero hubiese querido estar así toda la vida…
Pronto llegó la hora de despedirnos y yo de dejarla ir… sonó el teléfono y se fue…yo no sé si era el final de ese día o el comienzo de otro…
Pero qué más da si los dos sabíamos cómo sería al final…

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8 Comments
  • Pilar Astray Chacón
    Posted at 16:22h, 14 abril

    Es curiosa nuestra atracción por las historias inacabadas…en ese tal vez…nunca decae la magia de un papel en blanco. Bonito relato, me ha gustado mucho. Un abrazo!!

    • pippobunorrotri
      Posted at 21:42h, 14 abril

      Gracias… es ese tal vez… en que los sueños cuando estan a punto de llegar al fin te despiertas… Un saludio

  • Marijose Luque Fernández
    Posted at 18:06h, 14 abril

    A veces sucede, que hay cosas que sabemos o intuimos su final.
    Bonita y muy emotiva historia. Pippo

  • carlos
    Posted at 21:46h, 14 abril

    Me encantan los relatos que tienen ritmo de blues. Un saludo.