Tu mujer…, que en la nube del amor has sido maltratada, ultrajada y vejada, con golpes y sin pudor por quien entiende, que amor es posesión…   Ese receloso machista que como aliado tiene al miedo y cómplice los prejuicios.   Tu mujer…, que con disculpas justificas ese horror con error de un momento de enajenación de un delirio alimentando tu miedo y tu...

Tú!, que amas a esa silueta maquillada, escondido en las tinieblas de tus miedos, que persigues en silencio espiando a la soledad, arranca el desasosiego; esa mascara que tu rostro oculta de las miradas de una sociedad de envidias y mentiras. Desnúdate del temor; esa túnica que cubre tu espíritu ocultando tus sentimientos, y atrévete...