El tiempo, ese anacoreta que vaga en el espacio indefinido de la existencia errante, marcando arrugas en los rostros; no trota en vano, como sonámbulo por las calles de la biografía formando alcazabas de piedra, de arcilla con argamasa de paja, que cobijen soledades en los tiernos despuntes del anochecer.   Qué triste es el tiempo cuando el...