Aquellos trémulos miedos de la inocente infancia extraviada en el tiempo de un reloj de arena, que deambula en las sombras de los recuerdos olvidados y ahora que el tiempo llega a esa planicie donde no hay montículos, solo una apacible serranía llegan esas sombras olvidadas invadiendo el tiempo vivo de las palabras.   En los bancales de los estériles...