El tiempo ha desgastado los lapsos de mi existencia dejándome es esa etapa del ahora en la que no me reconozco cuando miro al espejo, surgiendo el repentino “¿Quién soy?”, sin la sonrisa, ni la mirada de aquel juvenil antaño convertido en el ahora de este rostro melancólico y perdido, lleno de pliegues, que esconden misterios y mi voz...