Deja que me acerque a la playa de tu mar a pesar de la tormenta que impulsan las altas olas de tu zozobra.   Deja que tus ojos sean el faro que guíen a este barco sin vela.   Deja que mis manos sean el amarre de tu goleta a la deriva.   Deja que tu dolor sea mi dolor, para lamer las heridas del tiempo.   Deja que...