En la caracola del oído, donde yunque, martillo y estribo reparten el sonido, escucho al mar, con la sonrisa cómplice de mi sentir saturado, como sin prisa le habla al tiempo sentado en el banco de las horas, mientras espera el atardecer de un día que muere en la manecilla de ese reloj que cuenta el tiempo que no volverá.     Pippo Bunorrotri. https://youtu.be/JI9OFhKZ9ag...