En mi mente tu memoria peregrina por las sendas empedradas de mis silencios.   Tu mirada expresiva sigue oteando mi nublado horizonte de húmeda calina.   Tu sonrisa dolida marca los instantes de ese momento doliente de arrepentimiento.   Tu sonrisa desinhibida, de sinfonía y ritmo, llena mi alma brotando en el corazón aquel primer beso, aquel primer abrazo, donde mi deseo se abrigaba en la sombra calmando...