Permanecí días y  noches en el acantilado de la playa que vio nacer las caricias y arrumacos de nuestros besos de pasión.   Con la mirada en la arena dibuje la sonrisa perdida del anhelo de tu rostro y en el cabrilleo de las ondas de la orilla muestras pisadas atoradas se iban en el adiós de esa ola olvidada.   Aguarde silencio en el rugir...