EL DESPERTAR

Ya la noche agoniza lentamente

y el crepúsculo del alba

sus sombras dibuja en la ventana.

Una brizna de su luz

se cuela entre las cortinas

espiando el último suspiro de tu sueño,

que turbado abres los ojos,

es la primera mirada

que no mira… y mira,

es la mirada que se solaza

en las imágenes de tu sueño

antes de despeñarte

por el precipicio del día a día,

¡sí el día!…

ese espejo que devora espejos.

Los dedos de las manos,

como teclas de un piano,

se mueven inspirados en el aire

interpretando embelesados

la sinfonía del silencio del despertar,

la cama parece un mar

tranquilo y revuelto

con sus ropas, que parecen olas

sobre la playa de unos cuerpos somnolientos,

a tu lado ese cuerpo sin nombre

rumia frases sin terminar,

rezongos de momentos, de instantes

de un ayer, que se te antoja lejano,

bostezando el gemido

de la noche que se va.

Desaliñado miras

con esa mirada que no mira,

eres prisionero de tus pensamientos

que a ciegas tejes y destejes,

escarbas en las heridas del ayer,

deletreas sus letras,

las dispersas,

buscando su significado

y ellas persistentes

insisten en la misma desolación,

desgastando sus letras en el olvido

vas de pensamiento en pensamiento

volviendo al punto de partida

que eres tú mismo…

te paras y gritas…

¿Qué coño pasa? …

un chorro de preguntas

chasparrean en tu mente,

sacudes la cabeza,

como un perro sacude su ansiedad,

desbocado te incorporas

apoyando la espalda

entre la almohada y la pared

y miras con esa mirada que no ve

pero mira instante imperfecto

de lo perfecto que es viendo.

Al irreflexivo joven

que se desliza en el filo de la daga

de la sin razón;

al señor, que desafía los rayos de sol

con su escudo de la razón;

a la madre que en el insomnio

solloza por los sueños rotos;

al padre que echa en falta

el cuarzo de su sexo desgastado;

al hombre maduro que persigue su sueño;

a la mujer, entra en años,

que quiere el sueño del hombre…

La mente es imparable,

el pensamiento fijo y variable

pues en un momento

derriba o incendia,

levanta y fortifica,

hechos efímeros.

La pena en vida, en un cenicero quemamos;

a la muerte la convertimos en la puta mas apestosa,

pero ante ella un día nos doblegamos;

al asesino en víctima, y al victima en asesino;

al rico en pobre, al pobre en mendigo y al mendigo en rico;

el ayer no importa, el mañana es hoy, y el hoy es mañana…

En el aletargado despertar,

con la mirada que no mira

miramos la duda del tiempo,

el titubeo del día.

El despertar

ese efímero instante

donde reina el desconcierto,

navegando en el barco pirata de la somnolencia,

por el fango de la duda

donde lo real es irreal

y la irrealidad es real,

ese instante en que los sueños

se transforman en olvido,

y el amanecer

trae los sueños del caos del día,

que agridulce sabor de boca te deja

cuando llega la noche…

El destello de la luz del amanecer

corre desenfrenada por el horizonte

reventando agonías y bostezos

que rasgan resplandores.

El alba ha lanzado su ruidosa mascleta

ritmo y color.

https://youtu.be/EUkqzx-BHFM

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