En la torpeza de la alborada, tras el ayuno obligado del sueño de la noche, el dulce alimento de mi musa acaricia la mente impulsando los latidos de este moribundo corazón.   Siento como la emoción se acuna en mi alma pero también percibo como el tiempo que vivo se ha estancado en la estrofa de un verso inacabado en esos...