Tu depravado colectivo que señalas y condenas sin preguntar -solo afirmas- y luego buscas errores y faltas, engaños y mentiras, para afirmar verdades disfrazadas.     Recorres el mundo subido en la ola de tu propio viento siendo el maestro que humilla al alumno, siendo el juez que siempre acusa, siendo el acusado que siempre tiene razón y que siempre está equivocado olvidando el perdón.   En tu...