A esa hora imprecisa en que las tenues luces del pausado amanecer aparecen en el sosegado pasmo de las horas, la forma del tiempo se convierte en la fragancia de unas sombras que se enderezan en los segundos progresivos.   En el sobrio valle del sueño que se desvanece, la luz enrojece bocetando el flemático contorno de una ciudad que se irrita ante...