Aun conservo aquel capullo de rosa recién prendido que expoliamos en el parque de nuestra primera cita; entre las hojas resecas de aquel primer poemario que nunca vio la luz y que tantos latidos a tu corazón arrancó.   El tiempo ha cambiado dejando atrás aquel presente que fue un ayer, y en el poemario no quedan latidos ni ternura de un...