No yaceréis en mi almohada, malditas pesadillas aletargadas, que como cuervos nocturnos podáis mi sueño con vuestras tristes sombras.   No yaceréis en mi almohada, con la miseria de vuestro odio, no pisoteareis mi corazón herido, os ahogare con el canto libre de la pasión de mi vida si dejar de ser un noble poeta.   No yaceréis...