Cada amanecer la impredecible vida nos sorprende con las voces de su despertar haciendo que en los frondosos bosques de nuestro deseo suene la melodía de nuestra ilusión, que en el día de colores pintados y en la taciturna noche, la miramos con fascinación descubriendo los inacabados deseos de nuestro sueño, dejando en el limbo que el viento del olvido acaricie con mesura nuestra trémula...