En ese silencio donde duermes llevare las cosas de ese mundo tuyo, de este mundo nuestro, que ha terminado en la mañana sin amanecer, en la tarde sin atardecer, en la noche sin sueño, en el día sin sol, ni luna.   En esa soledad eterna que no conoce tortura ni tormento, ni llanto, entre cipreses y cruces donde solo los pájaros entornan melodías indescifrables, me sentare a escuchar tu...