En el mohoso día de la desidia, el aburrimiento escala los muros de mi torre mientras mi mente viaja a ese campo de acacias y pigmentos de sutil pensamiento, donde la imaginación se embriaga con el aroma de los sentidos que acarician tu piel como olas de un mar sedoso, susurrando palabras que invaden  el espacio con su melodía de esas emociones...