Mil recuerdos hacinados en el sarcófago del olvido, tornan cansados a la memoria sin retorno, ni tiempo.   Mil recuerdos en el infierno de los días de una vida desbastada por las horas… de los momentos, por los minutos… de unos instantes, sin espera ni regreso.   Mil recuerdos sin rostro ahorcados en el deseo del suspiro de una pasión inesperada.   Mil recuerdos sin nombre con palabras mudas que escribieron las estrofas de unos versos sin letras, llenos de memoria, llenos...