09 Dic EL HOMBRE QUE SUEÑA
Esta entre la multitud
de una ciudad anárquica,
dónde su esencia péndula
entre callejas con historia
que le cuenta la utopía de su leyenda
antes de ser abrazado
por la metrópolis alocada,
pero cuando un hombre
en su memoria apila historias
estas alzan la voz
cantando en la mañana
la ilusión de un sueño
y en la tarde derrama
el sueño del olvido
sobre la gente que corre
al refugio de su deseo,
dejando al hombre que sueña
tejiendo en la noche
los versos de su reposar.
Camina en la penumbra
de las estrechas callejuelas
de la vieja ciudad
de un niño que es hombre
y su mente se desliza
por los miedos del ayer
que él ha conocido en un tiempo pasado
antes de que se apiñasen
en el baúl de los recuerdos
por la inquietud del hoy,
que pesar le dejan,
pero mientras camina por los lugares
que recuerdos le dejan
viaja en un sueño a un lugar,
del Norte, del Sur, del Oeste, del Este,
donde nunca antes ha estado,
en el que habita una alegre
y exultante comunidad
bajo un azulado cielo,
donde un huraño pintor
pinta el Sol y la Luna
en un árbol sin flor,
y un escritor la prosa de una fantasía
expresa en la blanca espuma
de las olas de su turbio mar,
como si fuese la perfecta certeza
de un erudito confundido.
Ante el deleite de su repentina fantasía
el hombre reflexiona, sobre la realidad y en ensueño,
reflexiona sobre las metáforas de su sueño
y sin premura un cuento escribió
como venganza de la vida que le toca
pues él quisiera la vida del sueño.
Cuando la noche deja de ser oscura
y en la mente el cuento encuentra su fin,
el hombre con voz quebrada
ordena al silencio que se calle
pues el oro de la mañana
ya se refleja en su ventana
y tiene que despedirse de su cuento,
pues debe emprender su viaje
en busca de su amante,
y con sutil enojo
deja que se vaya
sobre la húmeda hierba
de la albufera.
El hombre que sueña
no duerme en una colina,
ni en el valle del silencio,
donde el sueño real existe,
duerme en una metrópolis caótica
donde el ruido es sinfonía,
donde el silencio es gordura,
donde lo cotidiano es poesía,
donde el día es prosa
y la noche fantasía.
Donde los bonetes y birretes
imparten cátedra sobre realidad,
difuminada en engaño,
haciendo que todo parezca lo que no es;
“porque eres lo que eres
y si no eres quien eres
entonces quien eres”.
Porque el hombre que sueña
sueña para disimular;
sus fracasos, sus temores,
sus alegrías, sus victoria,
y sus derrotas,
y seguirá soñando
hasta que el dios de la naturaleza
le calcine con un beso.
Pippo Bunorrotri.
losrelatosdemoises
Posted at 18:58h, 09 diciembreMuy bueno socio…
admin
Posted at 20:38h, 09 diciembreMuchas gracias amigo, Un saludo