31 Oct DEJE MI AMOR

La vi caminando por el versallesco jardín

de los pasos perdidos,

de las mudas palabras,

donde la geometría compone, arboledas alineadas,

pérgolas aromatizadas y arcos triunfales,

en el témpano crepúsculo de un día,

que no fue un día cualquiera,

pues tallado de forma topinaria

en la memoria se quedo.

La seguí con la mirada

y bese el verde parterre

que sus pies acariciaban,

entonces descubrí, las curvas de su figura

que secretos guardaban

de su perfecta imperfección,

y me enamore del tulipán, del narciso,

del crisantemo, del lirio y de la amapola

donde su mirada distraída se perdía.

Soy dueño de un jardín barroco

en la colina de la inquietud,

allí me siento con mi afonía

en las horas erráticas del tormento

y dejo que el gabinete de mi memoria

transforme el páramo del desconsuelo

en un jardín versallesco,

donde ella se baña

en el aroma de las pequeñas flores.

Allí ella susurra,

como el amor la ternura

canta sus sueños,

y un diminuto llanto

de su pecho arranca

bañando su rostro de mujer

seducida por el silencio

de la madreselva,

y el aroma embriagador de las rosas y el jazmín.

Entonces la ame, en el regazo

de la sombra de un ciprés,

donde mis fríos labios

fuego se hicieron

y en mi corazón se consumieron,

mientras ella entre suspiros y sollozos

se entregaban dócilmente

al amor apasionado

de un loco enamorado.

En el barroco jardín de mi colina

hay sendas milimétricas

donde la terquedad,

el dolor, la intransigencia,

pasean intolerantes su pesar

exhibiendo sus dudas,

pero yo ese día descubrí

la más maravilloso del mundo,

el amor sin hendiduras.

Un naranjo florecido

arrojando su sombra redonda

sobre la verde hierva que se demora,

bajo su sombra no hay penas ni dolor,

no hay dudas, ni resquemor,

donde el viento revolotea a su alrededor,

allí deje mi amor

para que el aroma de jazmín

empape los sueños de un amor sin pasado,

de un presente y un mañana.

Pippo Bunorrotri.