03 Dic EL PESAR
Las mortecinas brasas
de un fuego encendido
un día apacible, sereno,
donde el gozo era perfecto
arden débilmente
en la oscuridad
de la noche extraviada.
Su luz solo es un destello
de esperanza
a que el fuego prenda de nuevo,
para que caliente los leños
de los placeres pasado,
para deleite del amor
en el viento de la vida.
En la penumbra triste,
el negro dolor
de amargura llena el pesar,
llenando de llantos
la niebla de los recuerdos.
Balbuceamos nuestros nombres
cuando nos conocimos,
y nuestro abrazo
fue un temblor,
de nuestros cuerpos miedosos
de cruzar el abismo
de cristales rotos,
donde nuestra vida yacía.
En la historia tranquila
de nuestro caminar pegados,
hubo tornados de desconsuelo
agitando la agonizante llama
de nuestro amor,
recuperando el fuego
que nos habito,
dejándonos en la noche
el pesar de días y noches
perdidas en la incomprensión
del desconsuelo.
Pippo Bunorrotri.
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