EL POETA, UN DÍA MAS DUEÑO DEL SILENCIO

Es un día más

y en su tercera parte de tres

hace horas viaja la oscuridad

y el sonido de la ciudad

mudo permanece… si acaso,

el sonido de un coche rezagado

se escucha fatigado.

 

Por unas horas dueño del silencio

se siente el poeta en su soledad;

por fin el yugo del semblante humano

reposa de la batalla emprendida

en la primera parte de tres

y el poeta podrá sufrir, llorar y detallar

las peripecias de esa batalla

donde no hay vencedores ni vencidos,

ni derrota que anotar,

solo heridas que vendar.

 

Ya el poeta descansa

en el valle de las sombras

tras los anaqueles de su librería

incrementando su soledad,

guareciéndose tras las palabras

de sus estrofas, de su rima,

de sus versos,

de un mundo que separa

y no une.

 

¡Espanto de vida!

¡Temeroso mundo!

 

Dueño del silencio

el poeta repasa el día;

comenzando en el congreso,

ese espacio donde el pueblo habla

lugar de la palabra juiciosa,

-no la tasca del barrio-.

En él la crispación anida

y vuela alto

con el insulto que engaña,

cuando en realidad

el pueblo protesta

y no engaña.

El pueblo quiere y exige

lo que los políticos le niegan,

pues ellos, que en ese espacio

al pueblo representan

mienten más que hablan

confundiendo al pueblo que espera

respuestas a sus exigencias.

 

Todo esto acontece

con la aquiescencia

de los hombres y mujeres

de la palabra fácil,

preocupados del titular aperreado,

engalanado en el noticiario

del minuto apresurado,

creyéndose, cuando lo dicen,

honestos y letrados;

sugiriendo que los demás

son truhanes y necios.

En el fondo no entran,

pues esto les aburre

y retrata lo que realmente piensan,

lo que su imagen daña

y eso no les conviene

porque la audiencia baja

dejando su apariencia

en necios mortales.

 

Saludar a conocidos

de tertulias literarias

y otros menesteres,

ocurre al media mañana,

y a desconocidos

que dicen conocerte

por tus versos cortesanos,

cuando en realidad,

tus versos son de todo

menos cortesano.

Adulaciones que riegan el ego

de escritor afamado,

cuando solo eres

un literato esporádico

que narra lo que ve

argumentando lo que siente.

 

Comer a en un restaurante de Lavapiés

a las dos de la tarde

con el editor de tu libro;

de palabras hilvanadas,

de historias imaginadas,

de realidades disfrazadas,

que te ruega

entrevista concedas

al cronista de moda,

que es el más pesado

el mas engreído,

el mas fatuo,

el más tonto,

pero el mas celebre

sin saber porque,

con el que se podría

engordar la cuenta de resultados.

 

Tras las viandas y el vino,

que paga el libro,

-como si este estuviese invitado-

Llega la siesta en casa

de esa noble meretriz

que quiere ser tu amante,

con tal de que le escribas su futuro

con un presente de apariencias

que borre su pasado de cortesana

sin título, ni castillo, ni corte.

 

En el crepúsculo de la noche,

cuando el sol

su luz se apaga en las nubes,

cansado de alabanzas y reproches,

de dimes y diretes,

de palabras grandilocuentes,

de efímeras apariencias

de tunante cabal,

que el viento se lleva

dejándote desnudo y tiritando,

molesto con todos y con todo

y hasta contigo mismo,

solo u deseo quiero,

sentarme en mi escritorio

con mi soledad

y mi silencio de la noche

para recuperar mi esencia.

 

A vos lector de mi desvarío,

de la quimera de mi fantasía,

permitirme que escriba

algunos versos virtuosos

que a mí mismo me prueben

que soy un hombre de este mundo

y que no soy superior ni inferior

a los que critico en mi caligrafía,

y que a pesar de su altivez

respeto sin insultar.

 

Así que…

dejadme ser dueño del silencio.

 

Pippo Bunorrotri.

 

 

2 Comments
  • ??El Sibarel - Magistri Tenebris
    Posted at 02:27h, 24 noviembre

    … y esclavo de su poesía… 😉

    • admin
      Posted at 02:39h, 24 noviembre

      Gracias ? cierto es el opio de su existencia