23 Nov EL POETA, UN DÍA MAS DUEÑO DEL SILENCIO
Es un día más
y en su tercera parte de tres
hace horas viaja la oscuridad
y el sonido de la ciudad
mudo permanece… si acaso,
el sonido de un coche rezagado
se escucha fatigado.
Por unas horas dueño del silencio
se siente el poeta en su soledad;
por fin el yugo del semblante humano
reposa de la batalla emprendida
en la primera parte de tres
y el poeta podrá sufrir, llorar y detallar
las peripecias de esa batalla
donde no hay vencedores ni vencidos,
ni derrota que anotar,
solo heridas que vendar.
Ya el poeta descansa
en el valle de las sombras
tras los anaqueles de su librería
incrementando su soledad,
guareciéndose tras las palabras
de sus estrofas, de su rima,
de sus versos,
de un mundo que separa
y no une.
¡Espanto de vida!
¡Temeroso mundo!
Dueño del silencio
el poeta repasa el día;
comenzando en el congreso,
ese espacio donde el pueblo habla
lugar de la palabra juiciosa,
-no la tasca del barrio-.
En él la crispación anida
y vuela alto
con el insulto que engaña,
cuando en realidad
el pueblo protesta
y no engaña.
El pueblo quiere y exige
lo que los políticos le niegan,
pues ellos, que en ese espacio
al pueblo representan
mienten más que hablan
confundiendo al pueblo que espera
respuestas a sus exigencias.
Todo esto acontece
con la aquiescencia
de los hombres y mujeres
de la palabra fácil,
preocupados del titular aperreado,
engalanado en el noticiario
del minuto apresurado,
creyéndose, cuando lo dicen,
honestos y letrados;
sugiriendo que los demás
son truhanes y necios.
En el fondo no entran,
pues esto les aburre
y retrata lo que realmente piensan,
lo que su imagen daña
y eso no les conviene
porque la audiencia baja
dejando su apariencia
en necios mortales.
Saludar a conocidos
de tertulias literarias
y otros menesteres,
ocurre al media mañana,
y a desconocidos
que dicen conocerte
por tus versos cortesanos,
cuando en realidad,
tus versos son de todo
menos cortesano.
Adulaciones que riegan el ego
de escritor afamado,
cuando solo eres
un literato esporádico
que narra lo que ve
argumentando lo que siente.
Comer a en un restaurante de Lavapiés
a las dos de la tarde
con el editor de tu libro;
de palabras hilvanadas,
de historias imaginadas,
de realidades disfrazadas,
que te ruega
entrevista concedas
al cronista de moda,
que es el más pesado
el mas engreído,
el mas fatuo,
el más tonto,
pero el mas celebre
sin saber porque,
con el que se podría
engordar la cuenta de resultados.
Tras las viandas y el vino,
que paga el libro,
-como si este estuviese invitado-
Llega la siesta en casa
de esa noble meretriz
que quiere ser tu amante,
con tal de que le escribas su futuro
con un presente de apariencias
que borre su pasado de cortesana
sin título, ni castillo, ni corte.
En el crepúsculo de la noche,
cuando el sol
su luz se apaga en las nubes,
cansado de alabanzas y reproches,
de dimes y diretes,
de palabras grandilocuentes,
de efímeras apariencias
de tunante cabal,
que el viento se lleva
dejándote desnudo y tiritando,
molesto con todos y con todo
y hasta contigo mismo,
solo u deseo quiero,
sentarme en mi escritorio
con mi soledad
y mi silencio de la noche
para recuperar mi esencia.
A vos lector de mi desvarío,
de la quimera de mi fantasía,
permitirme que escriba
algunos versos virtuosos
que a mí mismo me prueben
que soy un hombre de este mundo
y que no soy superior ni inferior
a los que critico en mi caligrafía,
y que a pesar de su altivez
respeto sin insultar.
Así que…
dejadme ser dueño del silencio.
Pippo Bunorrotri.
??El Sibarel - Magistri Tenebris
Posted at 02:27h, 24 noviembre… y esclavo de su poesía… 😉
admin
Posted at 02:39h, 24 noviembreGracias ? cierto es el opio de su existencia