Dónde vas mi señora con tus encantos al aire y tus enaguas en la mano esta noche de luna llena que cupido llega con su flecha de oro, su incienso de sudor y lagrimas y su suspiro de pasión desbordada. Pues yo tengo intención, más bien es un deseo, de plasmar tus encantos en el lienzo...

Han pasado los años con sus días de circunstancias y cada atardecer sigo estremeciéndome, como aquella lejana tarde en que me atreví a adentrarme, con agitación pausada y ataviada de misterio, entre las páginas de un libro que con el tiempo me enseño a no estar solo, viviendo la vida de otros, haciendo que la realidad...