10 Sep LA MUSICA

La música esa diatriba

de los soñadores de sueños

que viaja en el silencio

vagabundeando en las esquinas,

en las plazas y en los palacios

buscando tristezas y olvidos

de quienes se esconden

tras la máscara de sus anhelos;

sin embargo, ella es (la música)

agitadora implacable

de un mundo de locos.

Con los acordes de sus instrumentos

y la voz de un Quijote

pintan ciudades y valles

y cuentan la historia

de las Bautas de sus moradores

levantando el honor de una patria

donde la plática de sus gobernantes

sin sabores siembra.

Un hombre con un sueño

puede conquistar un pueblo;

un hombre con una canción

y una orquesta con su sinfonía

pueden derribar un gobierno.

En el pasado del mundo,

escrito esta;

que se construyeron imperios

con susurros, risas y llantos,

que fueron derrocados

con iluminadas predicciones

de un mundo nuevo que llegaba,

como escrito esta, también;

que cuando un sueño agoniza

otro nuevo nacerá,

y la música está ahí

para ensalzar al que agoniza

y celebrar al que nace.

Ese silencio sonoro, la música,

es el instante de la inspiración

que nace en la delación

de un soñador de sueños, que quiere

que el alma quebrada de un hombre

desaparezca y sueñe

con la palabra que no se dice

pero que se oye en el silencio

para que encienda

el corazón de otros hombres

donde la amargura ronda.

Es la emoción;

de un día terminado,

de una noche olvidada,

de un amor acabado

en la soledad del recuerdo,

de otro que nace

con la ilusión de una esperanza,

de una despedida sin final

de un final sin despedida

del sueño que ayer

fue rechazado.

Con música y sueños

acotamos la tristeza

atrapando el futuro…

que vemos,

dejando el pasado…

en el recuerdo,

de una canción,

de una sinfonía,

de un bolero sin olvido.

En las esquinas,

en las plazas,

en los palacios,

con la música

nos convertimos

en soñadores de sueños

para soñar

lo que nunca soñamos.

Pippo Bunorrotri