EL HECHIZO DEL SUEÑO

Donde los mares sin luna deplora

y las olas son líneas dibujadas

en la arena de una playa sin playa,

donde el sol ya no quema

ni las estrellas iluminan,

ella duerme el hechizo del sueño

del que no despertara.

Guiada por un vagabundo suspiro

ella se dejo llevar de la mano

desde la ciudad de la luz,

buscando el deleite

que el destino le negó,

hasta la metrópoli

donde la luz no ilumina,

donde las sombras

reposan sin gemido.

Ella partió en el atardecer del verano

dejando su albufera con el arroz a medio florecer,

dejando su huerta florida

y a través de las tinieblas de su sueño

observo el cielo azul

que tantos días le cobijo

escuchando el triste llanto

de sus seres amados.

Se fue sin nada, desnuda,

como había venido a la vida,

dejando su mochila de recuerdos,

de añoranzas, de ilusiones,

pasiones y desatinos,

cambiando la vida

por un sueño eterno.

Descansa, descansa

guerrera de tu sino,

que ahora los arrozales

de tu albufera no veras florecer,

que la lluvia de primavera

no mojara tu frágil cuerpo,

ni el sol, tu torso quemara,

ni oirás el canto

de las olas de tu mar mediterráneo.

Descansa, descansa,

hasta que el recuerdo del tiempo muera

y duerme ese sueño

en el que el dolor

no es dolor

sino paz completa.

 

Pippo Bunorrotri.

 

 

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