EL RECUERDO DE AMORES LEJANOS

En el bulevar de mis sueños

se han sentado mis amores…

¡fueron tantos!… tantos…

Que abruman la memoria

susurrando su nombre

y sus remembranzas

en mi jergón de esparto.

De esos amores lejanos

no sé quién vive,

ni quien está mutilado,

ni quien ha muerto,

pues los tenia apartados

en el rincón del olvido.

No lloraré ni por uno,

 ni por otro,

ya lloraré por todos

en el llanto del olvido

y con mis manos secare

ese llanto del recuerdo.

Hay rostros

que en primavera brotan

como el capullo de una rosa,

y en capullos se quedan.

Hay rostros

que en la sombra se ocultan

con el misterio de su pasado,

con el enigma de su presente.

Hay rostros

que en el abismo

de la sinrazón se precipitan

justificando su derecho.

Todos con su sonrisa

quieren tocar el cielo,

y todos en invierno se reúnen

para hablar de su pasado incierto.

Todos esos dulces semblantes,

de amores lejanos, me han dejado

heridas en el alma…, que escuecen,

en las campanadas de fin de año

y como heridas que son

supuran fétidas intenciones

que huelen a óbito.

¡Oh!… esas imágenes… con sus momentos.

¡Oh!… esas apariencias…indefinidas en el tiempo.

¡Oh!, esos ojos que miran la lejanía,

con sus instantes luctuosos

que son coronas de espinas

que sangre derraman

de caricias pasadas

que en la memoria

intolerancia dejan.

Pero pese al dolor,

la decepción, el engaño,

siempre queda una brasa encendida

en un rincón del alma –el remordimiento-

que iluminan tu espíritu recordándote

las bocas que tus besos se llevaron,

los cuerpos que en tu lecho florecieron,

lagrimas que se quedaron en tu almohada,

aromas que perfumaron tus sabanas;

caricias de miel y desengaño.

En esos amores lejanos

hay manos que esculpieron tu cuerpo,

manos que traían su destino

a la puerta de tu morada.

Hay manos que nacieron

con mimos en sus dedos,

manos de secretos y mentiras

con enigmas en sus líneas.

Manos que sienten,

manos que cogen,

manos que ríen,

manos que hablan

de amor sin condiciones,

manos vacías o llenas,

manos que tejen un sueño.

En el bulevar de mis sueños

se sientan mis amores

sin sonrisa ni palpitó,

con amargura en el alma,

sus rostros miran en el suelo

su vergüenza

y mi intransigencia.

Sus cuerpos se inclinan

vestidos con la enagua

del deseo…

del deseo del perdón,

y en mis entrañas

el frío abismo se resquebraja

queriendo recordar sus nombres.

¡Ah, qué locura moribunda la mía!

Entre todos estos rostros,

sin nombre, ni figura,

solo uno quiero hallar,

para cogerlo entre mis manos,

 mirarle a los ojos diciéndole  lo que la quiero,

a pesar del dolor,

del engaño y la mentira.

Para decirle sincero

cuanto he echado de menos;

sus manos, sus caricias,

su boca, sus besos,

su cuerpo junto al mio,

pues ella fue

quien arranco mi primer suspiro.

Tú rostro que busco

si eres víctima del desengaño,

yo te acogeré entre mis brazos

y lameré tus heridas

y tu cicatrizaras las mías.

Tú rostro de mi deseo

si eres finado,

la tristeza afligirá mi almohada

y tu sombra rodeare con mis brazos

fundiéndola en mi cuerpo.

En la profunda soledad de la oscuridad,

en la profunda oscuridad del silencio,

lagrimas derramara

nuestro hijo

el recuerdo.

 

Pippo Bunorrotri.

 

2 Comments
  • lucesysombras
    Posted at 20:28h, 17 noviembre

    bueno pippo!!

    • admin
      Posted at 22:22h, 17 noviembre

      Gracias. Feliz domingo