LA PERENNE DESPEDIDA

Hoy he derramado lagrimas en la playa,

que las olas del mar se han llevado,

he dejado que la blanca espuma,

que como sonrisa trae el ondulado mar,

mis doloridos pies lavaran

recordando aquellas tardes

en que los dos nos confesamos

nuestras penas, temores e ilusiones,

que hoy se han desvanecido

en el adiós perpetuo,

mortificando mis errantes pensamientos.

He pintado un lienzo

con el óbito de mi tristeza

y mis lagrimas he vestido de luto,

porque en mi mente

los recuerdos

padecen en su llanto,

tratando de volver a encontrarme

tras tu adiós perenne

esculpiéndome con las cenizas

que el fuego de nuestro amor ha dejado

en el quebrando de la noche.

Hoy mis recuerdos te han mirado,

no había mortaja

que tu cuerpo cubriese,

ni llantos de despedida,

no había dolor, ni deterioro,

que mi tristeza añorase,

solo sentí tu beso soñado

y el susurro de tu voz

que me acariciaba,

ajeno a este mundo

donde nada has dejado.

Hoy llegue al camarote de mi alcoba

cansado, habito de los propósitos del día,

tu sombra blandía entre mis brazos,

nos tumbamos sobre la almohada

y con exquisita fantasía

te traje a través del tiempo,

desde el espacio que separa

lo eterno de lo terrenal

susurrando la nana

de nuestro sueño.

Sé que ahora solo eres

la quimera de mi memoria y de mis sueños,

pero mis miedos se desvanecen

con el regalo de tus recuerdos;

ya no lloro por mi tristeza,

ni a la luna le pregunto por tu nombre,

solo al alba le doy los buenos días

y al mar las buenas noches

por dejarme salir de mi celda de desconsuelo

con la esperanza de encontrar la libertad de mi origen

que perdí en tu adiós perpetuo.

Hoy no es ayer,

ni ayer será mañana,

ni el pasado volverá

para ser presente,

pues el tiempo corre veloz

en el  momento

sin esperar al instante,

y yo solo quiero

que lo inesperado

vuelva a florecer

en el jardín del recuerdo.

 

Pippo Bunorrotri.

 

 

 

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