16 Nov PAPEL MUERTO
Mis versos escribo en papel;
árbol muerto, mudo y blanco
que en otro tiempo vida latió,
no obstante…
los versos de este agonizante poeta
palpitan en la noche de su ensueño,
mientras en el parque de la memoria
las estrofas se alinean
para contar su historia.
Sentado en mi escritorio
rodeado de papiros
de misterio y sueños,
contemplo el horizonte blanco
que ante mí se expande
y me imagino
un río de agua plateada
que me transmite sosiego
y al mismo tiempo miedo
a que los trazos oscuros de mi pluma
adquieran el sentido
que mi conciencia quiere,
dibujando las palabras
de un rostro sin nombre,
de una causa sin líder.
Apareciendo y desapareciendo
entre el agua plateada,
el cielo de mi memoria
y la superficie blanca,
donde las estrofas
forman las columnas
ordenadas
de mis versos,
que cuentan una historia
del pasado presente,
donde el mundo opina,
que se proyecta en el futuro.
Quisiera que la azada de mi pluma,
trazase surcos alineados
con la profundidad justa,
de un avezado agricultor,
en el blanco campo de barbecho
para plantar las semillas escogidas
de mis palabras,
de mis giros gramaticales,
de mis sinónimos y antónimos,
para que creciese con fuerza
las algodonosas estrofas de mis versos,
regadas con el agua cristalina
de la acequia de mi conciencia,
abonadas con sentimiento
y así el recolector de la cosecha
se embriagase con la fragancia
de mi cosecha
en el blanco campo de barbecho.
Mis dedos trémolos transitan,
por el árbol muerto, mudo y blanco
paseando su ansiedad;
dubitativo me estremezca
al acariciar la blanca superficie,
como si estuviese
profanando la tumba de un muerto,
como si Dios rasgase
el Zendale de mi pasado.
Este soy yo,
un agónico poeta
que sus versos rubrica
en papel blanco.
Mis versos escribo en papel;
árbol muerto, mudo y blanco,
para que el amanecer
del nuevo día,
con el orvalló de la noche
florezcan en este mundo
desordenado e hipócrita
donde la razón del ego
es lo que importa,
para que vean que la poesía
no es el arte, ni el sueño
de unos pocos,
ni una simple flor solitaria
en el campo de la gramática,
en la rima de la literatura,
que es la semilla
del sentimiento
de un aprendiz de escritor,
de un nigromante de la palabra,
que labra el campo de la razón
de lo que ve y siente
fantaseando
con la pluma de la vida.
Pippo Bunorrotri.
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