DÍAS DE REBELDÍA

Hay un día,

en el calendario de mi vida,

que goza de rebeldía,

que se empeña en revolver

en el desordenado

desván de mis recuerdos,

buscando en el dolor,

el nombre de las ausencias

y las miradas olvidadas.

  

Ese día con su revendía

insiste en volver, al primer día,

sacando del armario

el diario de mi pasado,

donde apenas reconozco

las palabras de mis letras

que descifran una parte de mi

que ya no conozco, sin embargo existió,

ya si lo atestiguan

las hojas del tiempo,

en el que escritas están.

 

En esa rebeldía, de ese día

arrastró amarga alegría,

que no es más que tristeza

de la añoranza del ayer,

de aquellas campanadas,

de fin de año,

donde contaba uvas

en la cuenca de la mano

mientras mi madre

las cantaba una a una.

 

En esa rebeldía se quedaron

aquellas tardes de lluvia

donde las caricias

se humedecían

aquellos besos desaforados,

a las siete de la tarde,

bajo los soportales,

mientras los transeúntes

murmuraban

y tú te sonrojabas.

 

Ese día de rebeldía, me lleva

al teatro de la memoria,

donde una formas con sus voces

representan

la obra de una vida,

los miedos y las dudas

me producen, nerviosismo y ansiedad

al ver en el escenario

lo que he dejado atrás

en la niebla del pasado.

 

Ese día, cumplo años,

acumulo experiencias,

arrugas y achaques

alegrías y desdichas;

de qué sirve todo eso

si ese día me demuestra

que sigo siendo yo

y que no cambiare

lo que llevo dentro

a pesar de la rebeldía.

 

De ese día de rebeldía

solo me queda;

un puñado de recuerdos,

un diario de sueños,

un armario de sombras,

el eco de unas voces

acompañándome

hasta que la vida

se convierta

en polvo de cenizas.

 

Pippo Bunorrotri.

 

 

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