LA AVENIDA

En la larga avenida

de mi destino,

silenciosa ella,

camino palpitante

con los pies descalzos

en las tinieblas

de mis dudas

mientras el orvallo

de la esperanza

humedece los sentimientos,

tropiezo en los adoquines

de la vaga avenida,

fríos témpanos de hielo,

de mis errores

y en la hojarasca

de mis decepciones.

Caigo y me levantó

maldiciendo la torpeza,

giro el rostro y solo veo

los adoquines levantados

de los errores de mi torpeza,

los anoto en el diario

de mi memoria concreta

con la esperanza

de recordarlos

cuando las dudas

sean decisiones,

y sigo caminando

en la oscura avenida sin fin

en el horizonte cercano,

torciendo en cruces y esquinas

que me llevan de nuevo

a la larga avenida

de mi destino

donde solo mi sombra

me espera en silencio.

 

Pippo Bunorrotri.

 

 

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