EL ARREBATO

El arrebato atiza

con singular mordacidad,

ventanas, puertas y rincones,

apaleando el egoísmo

que engaña a la razón.

El mar borracho

se agita en la playa,

dibujando figuras

evadidas

de la memoria

encerrada,

que en su fuga

achispada

muestra la realidad

disfrazada,

y en el vaivén

de sus giros

entre espuma,

céfiro y olas

reclama el perdón

de ese amor

que se ahoga.

 

Pippo Bunorrotri.

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