DEJA

Deja que me acerque

a la playa de tu mar

a pesar de la tormenta

que impulsan

las altas olas

de tu zozobra.

 

Deja que tus ojos

sean el faro

que guíen

a este barco

sin vela.

 

Deja que mis manos

sean el amarre

de tu goleta

a la deriva.

 

Deja que tu dolor

sea mi dolor,

para lamer

las heridas

del tiempo.

 

Deja que nuestro dolor

sea el báculo

de nuestra alma

dolorida.

 

Pippo Bunorrotri.

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