13 Ene CAVILACIONES
En la caracola del oído,
donde yunque, martillo y estribo
reparten el sonido,
escucho al mar,
con la sonrisa cómplice
de mi sentir saturado,
como sin prisa
le habla al tiempo
sentado en el banco
de las horas,
mientras espera
el atardecer
de un día
que muere
en la manecilla
de ese reloj
que cuenta el tiempo
que no volverá.
Pippo Bunorrotri.
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