26 Mar EL LADRÓN DE PALABRAS

Soy un ladrón de palabras

que acude al glosario de significados

para robarle las amatistas

que guarda como moneda de cambio

la Real Academia de la lengua silenciosa,

para vender en el mercadillo

de los sentimientos

por un minuto de tiempo.

Robo palabras, en las sombras del silencio

les doy un baño de agua templada

de mi realidad figurada

secándolas en el tiempo del instante

que el significado requiere

evidenciando su presencia

vistiéndola con el encanto

del momento que pasa

bajo mi ventana.

La Real Academia

limpia y da esplendor

a esas monedas de un rostro

con múltiples  mascaras

que no cuestan nada

y que tanto valor tienen

en el mercado de la discusión,

en los cenáculos de la razón.

Ser ladrón de palabras

no es una profesión,

es una afición

que distrae a la mente

de la preocupación,

esa que en el tiempo sin tiempo

siembra dudas

recogiendo las tempestades

de la sin razón.

Soy ladrón de palabras

para coleccionar sentimientos

de unos, de otros, de todos

y de un mundo cambiado,

porque los míos los expongo

en la galería de versos y prosa

de una  humanidad que sufre y ríe

con las palabras de otros.

Las palabras solas no valen nada,

son figuras en el vació

juntas dicen cosas sentidas;

si no ves su alegoría,

es sombra que esconde

la realidad desvirtuada

de un sentir que dice

lo que siente

aunque sea disfrazado.

Soy ladrón de palabras

para descubrir las emociones

de as mascaras de mis yo-es,

que dicen lo piensan

mostrando sus miedos

es este tiempo de locos

donde la hipocresía

es el Zendale

de una realidad desvirtuada.

Robo palabras

para componer los versos

de un poema

que pide su espacio

donde puedan medrar

los llantos de su vació

convirtiéndose en tormenta

de un presente desfigurado.

Pippo Bunorrotri.